lunes, 1 de febrero de 2016

La Cruz de San Julián






Cuenta la historia que la Cruz de San Julián tiene su origen allá por 1649. La epidemia de peste que por entonces asolaba a la ciudad hizo que muchos vecinos fallecieran y quedaran enterrados en un cementerio situado en la collación de San Julián. La cruz, que era de hierro, se colocó para honrar a los fallecidos enterrados en él.

Aguantó el paso del tiempo siendo observadora silente de los avatares del barrio hasta que los desgraciados sucesos de la Guerra Civil hicieron que la Iglesia y la Plaza quedaran destrozadas. Fue entonces cuando la Hermandad del Silencio solicitó su cesión para incorporarla en el atrio de San Antonio Abad, donde podemos ver la cruz original de nuestra plaza cuando se accede a la iglesia desde la calle Alfonso XII.

La que vemos actualmente, y que representa el símbolo del barrio de San Julián, se puso en la plaza en 1940 y se encontraba situada en la fachada de la vecina iglesia de Santa Lucía. Desde entonces, nos ve pasar a los vecinos convirtiéndose en confidente de miradas, situaciones y conversaciones. Sobre todo de las de los chiquillos que usan su base para el descanso de sus carreras y juegos.

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